I PARTE
Se acercan los días gozosos de la Pascua del Señor. Tomemos el testimonio de la primitiva Iglesia, plasmado en esos libros de vida que son los Evangelios y descubramos como a través de su narración van creando un creciente climax que nos explica cómo fue posible llegar a la locura de la Cruz. El recuerdo de aquella semana, trágica y esplendorosa, está maravillosamente recogido en estos cuatro libros. Nos muestran como fueron encadenándose una serie de acontecimientos que hicieron surgir en
una muchedumbre debidamente manipulada, una sucesión de sentimientos encontrados que saltan del entusiasta “Hosanna” del Domingo de Ramos, a la creciente desconfianza en aquel hombre que se atreve a expulsar esa misma tarde a los mercaderes del Templo oponiéndose y ridiculizando a toda la casta sacerdotal; que el lunes calla a los fariseos quienes preocupados por el cumplimiento y la fidelidad a la ley, le preguntan de una manera insidiosa por los mandamientos (“,Cuál es el mayor?”). La respuesta les aturde pues Jesús no responde como lo haría cualquier Rabino que dirigiéndose a sus discípulos tendría como respuesta segura: el cumplimiento del sábado. Jesús fiel a su mensaje lleva al hombre a lo más profundo de sí mismo, ¡el más importante es el amor! Y ante la evidencia los fariseos se escabullen, confundidos. El martes serán los políticos herodianos los que le hagan la pregunta y ¿de los impuestos, qué? ¿debemos pagarlos? Y de nuevo dar al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios. Y también los políticos son callados. El miércoles vienen los teólogos más sibilinos, una mujer tuvo siete maridos...si hay resurrección de cual de ellos será esposa. También callan los saduceos. Pero todo hace que se extienda la desconfianza, crezca las maquinaciones, y se ha ido creando un ambiente que resumen con maestría los evangelios. “Hay que matarlo”.. .“porque más vale que un hombre muera por el pueblo...”.A partir de este momento, los evangelios se centran en la persona de Jesús, “sabiendo que estaba cercana su hora, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” afirma el redactor y Jesús lo
corrobora con sus palabras: ¡ Cuanto he deseado comer esta pascua con vosotros! Y en aquel primer jueves santo, se unen traición con amor, generosidad (eucaristía) con abandono (todos vais a fallar, porque está escrito heriré al pastor y dispersaré a las ovejas). Noche de nostalgia y de futuro, que termina en la soledad más estremecedora de Getsemaní: No habéis podido velar ni siquiera una hora. Y con la soledad la angustia y la confianza: Padre, si es posible que pase de mi esta hora. No puedo más, pero hágase tu voluntad.Beso infame que vende, y horda embravecida que le prenden con palos y cuchillos. Divinidad, que ni en esa hora se olvida de curar, y sana la oreja de Malco.Y no ha hecho más que iniciarse la noche de la tragedia . Desde la oscuridad le gritan Dios es grande, hay que obedecerle, acatarlo, someterse. Si Dios te tiraniza déjate esclavizar y Jesús quiere acabar con aquella oscuridad, Dios es Padre, Dios es Amor, Dios salva, no condena, Dios tiene un lugar para cada uno en su casa. Dios os quiere como el más cariñoso de lo
spadres, Dios tiene un lugar en su casa para cada uno de vosotros. Y desde la oscuridad, un grito estremecedor, ¡Blasfema! ¡Reo es de muerte! Y nuestro amigo el narrador del evangelio lo resume:El era la luz, por eso las tinieblas no le recibieron.Amanece el viernes, lleno de dolor y muerte. Del Sanedrín a Pilatos, de Pilatos a Herodes y de nuevo de Herodes a Pilatos, mientras tanto la noticia corre por las calles, lenguas mercenarias arengan a la gente, la envalentonan, la engañan. Y gritan crucificalo, crucifícalo. Que su sangre caiga sobre nosotros. Y como varón de dolores, callado, sin apariencia humana, se burlan, le coronan de espinas, le azotan. Aún tiene misericordia para consolar a las piadosas mujeres y para mirar a aquella madre traspasada de dolor. Y llega la cruz, y en ella perdón (Perdonalos...), piedad (hoy estarás conmigo), oración (en tus manos encomiendo), generosidad (Ahí tenéis a mi madre), sed y dolor (Dios mío, Dios mío...). Y protesta la creación, ¿cómo no ha de protestar? El sol se entenebrece y sacude la tierra un terremoto. Y tras la tempestad la calma.El Sábado dama desde el silencio de un sepulcro prestado.
Y llegamos al domingo, sorpresa de una piedra movida, sepulcro vacío. Y comienzan las dudas ¿profanación?, ¿robo? ¿qué está pasando? ¿quién se fia de unas mujeres? A la duda da paso la certeza, (deja de tocarme), a la certeza el testimonio (ve y diles), a la certeza la confirmación: Es el Señor y con ella la fe.Nunca en la humanidad se han vivido sentimientos tan encontrados en torno a una persona.Y esa semana, que hoy pregonamos, cambió el rumbo de la historia, introdujo la fe, cambio el curso y los valores de la cultura del mundo civilizado, cambio su arte, cambio su literatura y lo que es más importante, cambió a sus gentes. Esa semana fue el inicio de un nuevo mundo y por ello contamos nuestros años desde ella. Sin esta semana, nuestra sociedad, nuestra cultura sería totalmente diferente. Lo que hay de bueno a ella se lo debemos.
II PARTE
Han pasado casi dos mil años y todavía hoy media humanidad vive y siente la fuerza que dimana de aquella semana, faltan poco menos de cincuenta y en esta Almansa, urbe con título de ciudad, cargada de una historia señera que poco a poco la va haciendo Muy Noble, Leal y Fidelísima, en este pueblo manchego con vocación y frontera mediterránea, un grupo de gente entusiasta aprovecha la ocasión de llegada de la imagen del Cristo de Medinaceli a la entonces Parroquia de Santiago por entonces regentada por los PP. Franciscanos, imagen que había encargado el P. Deodato Carbajo para instaurar en Almansa esa costumbre tan españ
ola de celebrar la semana santa con procesiones. No en vano el P. Deodato era zamorano y el resto de la comunidad PP. Mateos y Portillo murcianos. Zamora y Murcia dos lugares donde la semana santa se vive a través de sus procesiones. La una austera y seria, la otra barroca y generosa, pero ambas llenas de la devoción que Fernández y Salcillo imprimieron en sus imágenes.Y es aquí queridos paisanos, donde empiezan mis recuerdos. Yo tenía poco más de diez años, y me viene a la memoria el revueloque se tuvo en mi casa los dos meses anteriores había que hacer la túnica y la capa para mi hermano Pedro y para mí, nos las probaban, nos las medían. Mi madre, sus amigas entre ellas recuerdo a la mujer del juez de instrucción que había entonces, que fue el primer presidente del Cristo de Medinaceli y uno de los autores de aquella gesta, y a una costurera llamada Obdulia, que luego se fue a Cataluña, hicieron de mi casa un taller de costura que llenaban la sala de estar, el pasillo, que no nos dejaban jugar pues no quedaba lugar pero que lo compensaba aquellas capas amarillo-doradas que servían para que cada vez que nos la probaban mi hermano y yo tomásemos unas espadas de plástico que nos habían dejado los Reyes y nos sintiésemos más espadachines que nazarenos. Y no digo nada de los capirotes de cartón con ellos nos sentíamos más magos de los cuentos, que penitentes.Llegó la Semana Santa, desfilamos y en el albúm familiar qu
eda el recuerdo de más de diez fotografias que en aquel día nos hicimos. Viene a mi memoria con nitidez la devoción con que asistí a aquella procesión, mi madre, posiblemente viendo nuestros juegos se encargó de hacernos, no una serie de advertencias sino una magnífica catequesis de lo que íbamos a hacer y por quien desfilábamos. De aquellos momentos evoco a los nazarenos que nos íbamos colocando en hilera, mucha gente en el jardín y a Nuestro Padre Jesús de Medinaceli en un trono con varios escalones con bordes dorados y frontales simulando mármol negro con vetas blancas. De aquella procesión, primera de Semana Santa en la que participaba recuerdo una sensación de devoción, pero lo mejor de aquella semana santa, que nunca he olvidado fue la emoción que sentí cuando el domingo siguiente, día de resurrección, me levantaronapenas amanecido ya sin túnica ni capirote, a la glorieta iba llegando un gentío, entre ellos un niño tenía muy poca posibilidad de visión por eso me percate de lo que pasabacuando vi llegar a la Virgen de Belén por una parte, Resufftdo por otra, y al encontrarse se hacían unas reverenciasque me pusieron me hicieron estremecer de emoción, pocas caras rodeado corno estaba de mayores pero en todas ellas descubri las lagrimas y mi emocion se sintio acompanada. Después, a lo largo de mis años como fraile he presenciado muchos encuentros y cada vez que lo hago revivo con fuerza aquel momento en que a la puerta del convento de mi pueblo por primera vez presencie el encuentro de la Virgen, que para mí siempre es y será la Virgen de Belén, con su hijo Resucitado. ¡Imborrable recuerdo, bendita emoción!Aquel intento de una semana santa almanseña duró muy poco tiempo, todos lo sabéis. ¿Falta de tradición?, ¿crisis económica?-no corrían por aquellos tiempos ¡cuánta gente tuvo que emigrar! Los censos de Elche y Elda nos lo dirían. ¿proximidad de las fiestas de mayo? No lo sé. Por eso cuan
do hace unos pocos años volvisteis a animar, con fe y entusiasmo, de nuevo las procesiones me sentí lleno de orgullo y alegría. Alegría que se acrecentó cuando me habéis pedido que pronunciara este pregón. Pregón que pronuncio orgulloso como almansefio y como franciscano. Hace años, cuando era superior provincial de los frailes, fuí pregonero de la semana santa de Alicante. Pero os puedo asegurar que no fue lo mismo. Allí era un forastero, aquí estoy en casa. Y máxime si lo estoy pronunciando en este lugar, en este templo que como ninguno es testigo de mi vida y de mis esperanzas. Este querido convento de Almansa, ¡cómo me gustaría verlo de nuevo atendido por misfrailes franciscanos.
III PARTE
Quiero reivindicar las procesiones en esta última parte de mi pregón . Ya sabemos que hay folclore, que tienen el peligro de desacralizarse, ya sabemos todo lo que se han dicho contra ellas. Pero la procesión, y mucho más una procesión de semana santa, tienen dos componentes que no sólo las justifican, sino que las llenan de dignidad. Por una parte el nazareno que lleno de devoción y fe, acompaña a sus imágenes por el camino de dolor y sabe desde lo hondo de su corazón hacerse caminante con Jesús en ese camino que lleva a la salvación del mundo. Y por o
tra su sentido catequético. Cuando pasas por la procesión escuchas al niño/a preguntar¿por qué van descalzos?¿por que llora la Virgen?¿Por qué va el Señor atado? ¿Por qué lo crucificaron?Preguntas que nacen de labios inocentes, y que reciben respuestas de su padre, su madre, sus abuelos. Y para muchos de esos niños es una de las pocas veces que reciben unas respuestas de fe, una palabra de enseñanza religiosa, un contagio de fe. Haciendo realidad una de las cosas más bonitas de la vida, hacer crecer la fe en los que son el futuro de nuestro pueblo. Esa catequesis impartida por los padres, por la propia familia que es el núcleo principal en que recibimos los grandes valores.Por todo ello, almanseños, paisanos, os invito y os animo, a participar y a venerar en el trayecto estas sagradas imágenes, a tomar vuestros ramos de olivo o vuestras palmas el domingo de ramos y gritar jubilosos el ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!, a venir a la glorieta y a las puertas del convento o por las calles del trayecto rezar ante el Cristo de Medinaceli cuando salga de esta iglesia, con la misma devoción que besasteis su píe el primer viernes de marzo, a unir vuestro corazón a María Dolorosa y pedirle a ella que es la madre que nos lleve al Hijo y que acompañe y ayude los dolores quetambién nosotros sus hijos tenemos, a contemplar amorosamenteese Cristo de la B
uena muerte y pedirle como el buen ladrón quetengamos un sitio con él en su reino, a acudir a la plaza de santaMaría y silenciosos mirar a ese Cristo yacente saliendo de laAsunción, o de la Mayor como la conocemos, que nos dice sinvoz, pero clamando nadie tiene amor más fuerte que el que dala vida por sus amigos y vosotros sois mis amigos y a esa Virgen de la Soledad que pide nuestra compañía. Os ánimo y os invitoa que viváis una vez más la procesión del encuentro, que María de Belén, nuestra Patrona, nuestra Madre y nuestro Todo, os ayude, os bendiga y os lleve a su Hijo.Y os invito y animo a que uniéndoos a la mayor parte de las Hermandades y Cofradías que procesionan en la geografía de nuestra patria, elevéis un canto a la vida del hombre, al más sagrado don que Dios nos ha dado, y que cuando recordemos que el primer viernes santos los hombres matamos al que era la Vida, reivindiquemos desde lo más profundo de nuestro corazón, pero de una manera manifiesta que respetamos la vida del hombre no solamente desde que nace, sino desde que se engendra, hasta que se agota con una muerte natural y noprovocada.Y si podéis y la crisis lo permite, estrenéis algo el Domingo de Ramos, por seguir haciendo realidad ese dicho tan presente en nuestro pueblo:”Domingo de Ramos, quien no estrena no tiene manos”.