miércoles, 25 de diciembre de 2013

Esta editorial no puede en estas fechas mas que desear a todos sus seguidores y lectores felicidad, prosperidad y fraternidad en Cristo. Desde estas lineas, en estas fechas tan señaladas, hay que reivindicar el amor por los mas necesitados, por los olvidados, por los ausentes, remarcando que la verdad esta y existe allí donde nunca queremos llegar. Es fácil amar y corresponder a quien nos ama, no cuesta trabajo agradar donde nos muestran cariño y respeto, es fácil adular y alabar los parabienes de quien nos acompaña constantemente, pero hay rincones donde nunca llegamos, y mucho menos queremos ir. ¿Cuando seremos capaces de perdonar a quien nos ofende, a los que nos odian manifiestamente, a los que no y  nos saluda prejuiciosamente?, y olvidar, ¿seremos capaces de olvidar en manifestación del verdadero amor por los demás? Hemos olvidado lo esencial, admitir, perdonar, reconciliar. Cristo, este niño arropado en su intimidad familiar, morirá perdonando, suplicando clemencia, ante Dios su Padre, nuestro Padre, por nosotros.
Es hora ya de buenas nuevas, desde aquí pedimos perdón, perdón por no poder asistir a todos los necesitados, perdón por ser intransigentes ante declaraciones que nos irritan y nos astían, perdón por no entender, que decisiones de buena voluntad y contrarias a nuestros criterios, son validas, perdón por no prestar atención a las intenciones llenas de entrega y generosidad en pos de la buena convivencia, por obviar la alternativas, que intentando fortalecer la cristiandad y su universo, se suceden  en apariencia ante nosotros, como una voluntad animada en la ambición de protagonismo, perdón en definitiva por creernos exclusivos de la verdad, cuando no podemos reconocerla desde el momento en que, no admitimos al próximo, al cercano, al que un día navego junto a nosotros hermanado, de la mano y hacia Dios. No nos cabe la menor duda, solo amando a los demás como a nosotros mismos, llegamos a la igualdad ante Dios nuestro Hacedor y Señor. Paz y Bien.