PREGON
"Sentimientos y Sentidos"
Buenas Noches
Ilmo. Sr. Alcalde
Miembros de la Corporación Municipal de Almansa
Rvdos Sacerdotes y Religiosas
Sr. Presidente
y miembros de la Agrupación
Interparroquial
Sr. Presidente de la Asociación
de la Virgen de Belén y
miembros
de la sociedad de Pastores
Cofrades almanseños,
Amigos y familia
Señoras y Señores.
Constituye para mi un honor y un motivo
de profunda satisfacción que me hayan designado para pronunciar este año el pregón
de Semana Santa
Antes de exponer mi pregón,
permitidme dar las gracias a mi amiga Mª Sensi, por sus cariñosas palabras
de presentación, y máxima responsable de que esté aquí en estos momentos;
ya que fue ella, la que me animó a participar y la que me hizo ver que poseía
las experiencias vividas necesarias para poder estar esta noche aquí
con todos vosotros.
Gracias, por haber puesto en mis manos el honor de poder hablar esta noche, de dar comienzo
a esta fiesta tan importante para nosotros los cristianos, la Semana Santa.
Decidieron que este año el pregón fuese pronunciado por una mujer y por ello al haber sido designada de entre las miles de mujeres que residimos en Almansa, es para mí una responsabilidad
enorme, porque
siento un gran respeto dado que en este
acto de una forma singular represento a todas las mujeres que viven la Semana
Santa en esta ciudad.
Este pregón lo quiero dedicar
en especial
a todas las personas
que hoy están aquí
y a las que no han podido venir pero nos tienen
en el pensamiento, a mis amigos y amigas
que me acompañan
y por supuesto
a mi familia, la que está presente y también a la ausente,
que de una forma especial
están aquí con todos nosotros porque los llevo en el corazón.
Mi andadura en la Semana Santa, empezó
cuando toda la familia nos traslados a vivir
en
Sevilla
donde
estuvimos
1O años. Allí mis dos hermanos se hicieron cofrades de la Virgen
Macarena, nosotras las mujeres no podíamos salir de nazarenas, corría el año 80. Me encantaba ver a mi madre vestir a mis hermanos, primero la túnica y la capa, el cordón,
la medalla, los
guantes y como
último colofón el capirote de terciopelo verde oscuro, me quedaba quieta
viendo el ir y venir de mi madre, mis hermanos
en
silencio,
pacientes,
dejando
hacer,
yo acariciaba tímidamente el suave
terciopelo
y cerraba los ojos, y en
mi fuero interno
suspiraba
porque
a
mí
también
me
hubiera
gustado
poder
salir
de nazarena. Acompañábamos a mis hermanos
a la Basílica
y la familia esperaba fuera a ver salir los pasos,
qué
emoción
cuando
se abre la pesada
puerta
y empiezan a salir nazarenos, uno, dos,
tres,....
no
sé,
perdíamos
la
cuenta
y mientras esperábamos ver salir los tronos,
nos
entreteníamos
los
niños
de
la mejor
manera posible, teníamos
dos cosas para hacer, una con la célebre frase; "nazareno
dame
un
caramelo",
se
han
parado
a pensar ¿cuántos niños han perdido
el miedo a los nazarenos
gracias a un caramelo? Y el segundo entretenimiento, pedirle
a los nazarenos que nos dieran cera de los cirios que llevaban, de esa manera íbamos haciendo
una bola de cera, que conforme crecía nos hacía
más ilusión. Por fin se callaba la multitud y entonces sonaba
el himno nacional y aparecía
tímidamente el palio de la Virgen y te empinabas
todo lo que podías para poder verle la cara y mi madre que me tenía cogida de la mano se agachaba
a mi oído y me susurraba: -¡Mira
qué guapa está la Virgen,
rézale una salve!
Y ya de camino a casa entre olor a azahar, a velas e incienso, yo le preguntaba
a mi madre lo que ya mis hijas me han preguntado
a mi:
-¿Por qué llora la Virgen? ¿Por qué mataron
a Jesús si era tan bueno?
Y mi madre en voz baja y agachándose para hablar conmigo
a mi altura, me mira a los ojos y me dice:
-Hija, la Virgen llora porque
ve a su hijo muerto
y eso es lo peor que le puede
pasar a una madre.. y lo mataron, porque como bien dijo Jesús, "No
sabían lo que hacían".
Esos primeros y tímidos pasos por la Semana Santa los recuerdos
con mucha nostalgia de tiempos pasados
y con mucho cariño de tiempos felices.
Después nos trasladamos a Cáceres, mis hermanos por supuesto no se borraron de la Cofradía, aún hoy siguen siendo
hermanos de la Macarena.
En Cáceres, a los pocos años, que ya has tomado conciencia de la ciudad donde vives, de las personas, vecinos... nos integramos en la Semana Santa Cacereña al hacernos hermanos de la Cofradía
del Stmo Cristo del Amor y de la Virgen
de la Caridad. Amor y Caridad, dos palabras que no deben faltar en la vida de nadie. Y
poco a poco la fuimos viviendo, primero yendo a la iglesia donde
se preparaban los pasos para ayudar en lo que podías, luego como no faltabas
ningún año y ya
conocías a tus hermanos cofrades,
te invitaban a participar más activamente y entonces fue cuando me convertí de la noche a la mañana
en Hermana de Carga del Cristo
del Amor, durante
todo el año era Tesorera
de la Cofradía. y lo que más me gustaba, Camarera de la Virgen
Cito unas palabras muy bellas
que he encontrado en las que se describe el trabajo de las Camareras :
"Nadie como las camareras dan sin recibir nada, en el ámbito íntimo de la Virgen el
vestidor recibe las felicitaciones, ellas
al margen siempre,
sin buscar nada más que ofrecer su servicio anónimamente, conocidas sólos por los más allegados y casi sin saber muy bien nadie
en qué consiste su tarea.
Son como sombras
detrás de la tela, musitando lo que hablan, sopesando pareceres y cediendo
casi siempre...Su único trofeo es ostentar en el camino de ida la blancura almidonada del paño de altar, que no se vea algo más íntimo ya se ocupan...y a la vuelta,
descorrido el telón de la capilla o abierta la puerta de la sala, se cierra
la del secreto para ellas y uno se las cruza en ademán de naturalidad sin encontrar
muestra alguna con la que quieran que los demás sepan que es una mujer privilegiada".
Y así, es como me he sentido
yo cada vez que estaba
tan cerca de nuestra Madre, una mujer privilegiada .
Como Camarera vestir a la Virgen,
ponerle todas las puntillas que adornan su bello rostro,
el manto largo y pesado
que soporta sobre
sus hombros, que se
asemeja al dolor que siente
por la muerte de su hijo, por ello las Camareras de la Virgen
tenemos la gran distinción de estar cerca, muy cerca de Ella. Y ahí es donde al mirarla directamente a los ojos, me he sentido inundada
de paz, amor y a la vez humilde, pequeña
e insignificante ante Ella
Esos momentos.... los recuerdo
con mucho cariño.
Esos momentos que estamos
juntos con nuestros hermanos de cofradía,
que dejamos apartados nuestros
problemas, que dejamos apartadas nuestras
profesiones, allí somos todos
iguales y cada uno aporta lo que sabe o lo que puede...
esos momentos... en los que
hay cabida para todo, para llantos y alegrías. Llantos
cuando te emocionas
al acabar la Estación
de Penitencia, alegrías
al ver a tus hermanos
que hace tiempo que no ves, porque a muchos sólo los ves cada Semana Santa.
Esos momentos entras en la Iglesia de una forma distinta,
entras en tu casa, la vives de otra forma. No
hay silencio, se ha cambiado
por palabras, por risas.. no hay el recogimiento
habitual que se requiere, se ha cambiado
por personas que van
de una lado para otro, portando flores, floreros, paños, escobas, alfileres,
puntillas,
velas,
escaleras, ... Momentos,
recuerdos..... acompañados de sensaciones...
Y cuando por fin se acaba de arreglar
a la Virgen, todos exclaman al unísono que está más guapa que nunca y mucho más que el año pasado, porque no
sabemos por qué pero cada año que pasa está más guapa y nos lo creemos
porque lo decimos desde el sentimiento más profundo que es el que nace de las entrañas.
Y cuando la miramos sonreímos porque nos sentimos
orgullosos de ella y la iglesia se viene arriba cuando alguien
la piropea...
Y es que el Señor una noche Aunque era en primavera
Para evitar que a la Virgen El relente
le cayera.
Mandó a los doce apóstoles
Para que con un templete de estrellas
Bordado en los mismos cielos
La cabeza le cubrieran.
Y le puso un puñao de cirios Que
al derretirse su cera Con miel que era del cielo Disimulaba su pena.
Para sus benditas sienes
Bajaron una diadema Que era un beso del Padre A la más bonita reina.
Y se cruzó una saeta
Y el piropo de las estrellas
Y un grito desde la cola
¡Al cielo vamos con Ella!
Y llega el día de la procesión, lo primero que haces ese día es mirar al cielo, y pides desde tus adentros:
¡por Dios, que no llueva!... y estás todo el día nerviosa porque aunque el día ha empezado
de una manera normal sabes que por la tarde vas a hacer algo muy especial. Y llega la hora de vestirte, mi madre como antes hiciera con mis hermanos en Sevilla, ahora lo hace con todos, y encima de las camas de
cada uno
tenemos un despliegue
de túnicas, verduguillos, guantes, medallas.... Y te vistes y tu madre te da el último vistazo
asintiendo con la cabeza en
señal de aprobación...
ella irá más tarde, de mantilla acompañando al Cristo. Nos vamos y según salimos del portal de casa vemos como otros
hermanos van saliendo de sus casas y todos nos dirigimos
a la capilla y nada más entrar
se oyen piropos
a la Virgen y al Cristo,
y yo sonrío porque he tenido la inmensa suerte de contribuir la noche anterior
al arreglo de los pasos y te sientes orgullosa
de ellos, porque
los sientes tuyo, y se oye la voz del Hermano Mayor
diciendo que se vayan colocando los hermanos
por tramos y empieza la designación de los
puestos y sonríes a tus hermanos que irán a tu lado, sabes que vas a pasar con ellos
muchas horas, en un esfuerzo en común que bien merece la pena y entonces se cierra la puerta y el
Mayordomo reza una oración que todos en silencio
y en actitud piadosa repetimos con el corazón. Nos ponemos el verduguillo, tapándonos la cara, y nos colocamos, entonces ya somos anónimos,
somos todos uno, somos todos
Hermanos Cofrades... Se abre la puerta
y salimos.
¿Qué es lo más importante de la Semana Santa? Sin lugar
a duda la conmemoración anual cristiana
de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret que cada año llevamos a cabo hombres
y mujeres por todo el mundo.
¿Qué es lo que hace que la Semana
Santa perdure en el tiempo? Pues los hombres y mujeres
que la recuerdan cada año.. Somos nosotros, los que hoy estamos aquí, y los que no han podido venir, todos formamos parte de un grupo
de hacemos que perdure en el tiempo.
Desde el próximo Domingo de Ramos hasta el Domingo
de Resurrección, tenemos la oportunidad
de vivir la Semana Santa en una triple dimensión:
en la Iglesia, en la calle y en el interior
de cada uno de nosotros.
Permitirme que hagamos juntos
un recorrido por la última
Semana de vida de Jesús, deteniéndome más en
los días centrales que además coinciden cuando procesionan por nuestras
calles las Cofradías
de Almansa
La semana santa comienza con el Domingo de Ramos, que une el triunfo de Cristo (aclamado como Mesías por los habitantes de Jerusalén y hoy en el rito de la procesión de las palmas por los católicos) y el anuncio de la pasión.
En esta procesión participan principalmente los niños y niñas de nuestra
localidad y además este año
estamos de enhorabuena dado que estrenamos paso y desde aquí deseo toda la suerte del mundo en esta
primera andadura que sé que tendrá
una acogida maravillosa por parte de todos
las personas que ese día estaremos con una palma en las manos deseosos de ver a Jesús encima de la borriquita.
Este Domingo de Ramos, las palmas que agitaremos
en nuestras manos podríamos conferirles un significado especial:
Palmas pacíficas
para denunciar toda injusticia, para combatir toda opresión,
para borrar todas /as fronteras,
para superar
cuanto divide a /os hombres, para propiciar
el desarme...,
para ofrecer
un perdón sin condiciones, para acercar a /os que están lejos, para enseñar
a compartir,
para enseñar
a hablar en una misma lengua, para aprender a rezar juntos y
para ser testigo del amor
En el Lunes Santo. Tras el esplendor del Domingo, entramos
en la angustia de la pasión siguiendo los últimos días de vida de Jesús,
María Magdalena lavando y ungiendo los pies
de
Jesús,
la expulsión a latigazos de los
mercaderes del Templo de Jerusalén.
El Martes Santo. Jesús anticipa a sus discípulos la traición
de
Judas
y
las Negaciones de San Pedro.
Y llegamos al Miércoles Santo, Judas lscariote conspira con el Sanedrín para traicionar a Jesús por treinta monedas
de plata.
Ya está en la puerta
del Convento de los Padres Franciscanos, Nuestro Padre Jesús Nazareno
de Medinaceli, esperando salir a las calles de Almansa, cuando el Hermano de la Cofradía dé la orden con tres golpes
secos que pondrán en tensión
hasta
la
más
breve
brisa
y detrás su Madre, Nuestra Señora
de
los Dolores, que viene mecida
por sus bravas costaleras.
Ahora quiero hablaros de la mujer
que acompañó a Jesús
en todo momento,
desde su nacimiento hasta su muerte, la Virgen María.
Santa Catalina
de
Siena,
en
su
famosa
obra
"El Diálogo", tiene un precioso capítulo sobre las diferentes clases de lágrimas,
su valor y fruto. Esta Doctora de la Iglesia
distingue hasta cinco clases de lágrimas.
La mayoría de las imágenes de las Vírgenes que cada Semana Santa procesionan por todo el territorio
español, en su rostro aparecen lágrimas,
cristales puros que rememoran las que en su día derramó la Virgen María.
Como bien dice San Agustín,
"Las lágrimas son la sangre
del alma"
La Virgen María sufrió muchas penas y dolores.
Simeón le anuncia que "una espada traspasaría su corazón"
La Iglesia nos invita a meditar
en los dolores de la Virgen, especialmente en siete de ellos. Siete
es un número que en lenguaje
bíblico es símbolo
de plenitud total. Estos representan los siete momentos culminantes de los dolores
de la Virgen. Y se han representado con siete espadas
que traspasan el corazón de Nuestra
Madre.
Estos dolores
están en relación con Jesús, porque el sufrimiento de María proviene de su total comunión
con el Redentor. Sus corazones eran y son uno. Es
por esta unión que los sufrimientos de Cristo, son los de su Madre
. Fueron tantas las espadas de la Madre como los dolores
del Hijo.
Ante todo· y sobre todo la Virgen
María es madre, ahí es donde nos podemos
sentir identificadas muchas de las mujeres que hoy estamos aquí, por saber
desgraciadamente algunas lo que es sufrir por un hijo y otras
más afortunadas sólo de pensamiento.
La actitud es de plena entrega, desde el
momento que el angel le anuncia que va
a ser madre ella no cuestiona nada, sus bellas
y celebres palabras
son un acto de sumisión
total: "Hágase en mi, según tu palabra"
Y ahora por supuesto
debo hablar de Jesús de Nazaret, es la figura
central del cristianismo y una de las más influyentes de la cultura
occidental. Para la mayoría
de las denominaciones cristianas,
es el Hijo de Dios y, por extensión, la encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba asimismo
en la creencia de que con su muerte y posterior resurrección redimió al género
humano.
San
Mateo hace referencia a cinco profecías
del Antiguo Testamento que hablan del nacimiento de nuestro Señor. Las cuatro
primeras aluden a la concepción virginal de Cristo ; la adoración
de los magos en Belén
; la huida a Egipto y la matanza de los inocentes
. La quinta cita, en cambio, tiene la
característica de no estar realmente recogida en la Biblia, aunque San Mateo la atribuya a "los
profetas":
"Y fue a vivir a una ciudad
llamada
Nazaret, para que se cumpliese el oráculo de los profetas: será llamado Nazareno".
Pasa Medinaceli,
¡Silencio, que es Dios mismo! Tu nombre es como el brocal De
un aljibe muy profundo
Tu nombre es el pan del altar
Para las penas del mundo
Entramos de lleno
en el Jueves
Santo ,Lavatorio de los pies. La Última
Cena. Oración de Jesús en el huerto de Getsemaní,y arresto de Jesús
El murmullo
de las velas que lentamente se van acercando por las calles
de Almansa, anuncian
la llegada de Ntro. Padre Jesús
del Calvario que arropado por su
Madre María Santísima de la Esperanza
y de toda su Hermandad
recorre las calles almanseñas, desde la Iglesia
de la Asunción
. iVirgen
de la Esperanza! iVirgen mía ! Y una explosión de sol y de armonía,
y un fluir generoso de alegría ...
iY un sentir que está el alma toda llena!
iVirgen de la Esperanza! En tu morena cara
divina el almanseño día
toma toda la luz de su poesía... Mañana de cristal, tarde
serena.
iAy, de no amar, de
no creer, no hay modo cuando tu imagen celeste aparece
mecida entre el incienso, en lontananza!
iAy de mi Almansa, que lo tiene
todo; cuando el Señor del Calvario le ofrece la Fe y la Caridad
... Tu, la Esperanza!
En el Viernes Santo es cuando hacen prisionero a Jesús, se producen los interrogatorios de Herodes y Pilato. La flagelación.
La coronación de espinas. Vía Crucis. Crucifixión de Jesús y su Sepultura.
Procesiona por nuestras
calles,
La
Cofradía del Santísimo
Cristo
de
la Buena Muerte y María Santísima
de los Dolores desde San Francisco , La Cofradía
del Santo Entierro
de Nuestro Señor
Jesucristo y lo acompaña María Santísima de la Esperanza.
"Amanecía.
Los soldados habían tomado
prisionero a Jesús y lo llevaron al
tribunal de Poncio Pilato.
Este lo interrogó diciendo: ¿Eres tú el Rey de los Judíos?
Jesús le respondió: Tú lo dices, Yo soy Rey, para esto he nacido y he
venido
al
mundo,
para
dar
testimonio de
la
verdad.
El
que
es
de
la Verdad, escucha mi voz. Pilato,
mirando
a
la
multitud, dijo:
¿Qué
haré entonces con Jesús, llamado el Mesías?.
Todos contestaron: Que sea crucificado!. Pilato insistió: ¿Qué mal ha hecho?. Pero
ellos gritaban cada vez más fuerte: ¡Que
sea crucificado!. Pilato hizo traer
agua y se lavó las manos
delante de la multitud diciendo: Yo no soy responsable de
la sangre de este justo. Es asunto
de ustedes. Y todo
el pueblo respondió: Que su sangre caiga sobre nosotros y
sobre nuestros hijos!
Entonces, Pilato se los entregó para que lo crucificasen"
Madre Dolorosa... ¿qué sintió
tu
corazón
cuando
escuchaste
la sentencia de muerte que imponían a tu adorado
hijo? Tu que le diste
vida, que lo llevaste en tus entrañas,
que le amamantaste, que lo viste crecer,
caminar, hablar ... y ahora serías testigo
de su muerte. Un temblor se acentúa en todo
su ser...EI llanto ahoga tu garganta. Tus ojos se irritan hasta
el punto de enrojecer. Y con todo esto, continuas
orando silenciosamente en tu corazón.
Y ahí a su lado, a los pies de la cruz está
su Madre, la Virgen María, qué dolor debió traspasar el corazón de María cuando vio
a su Hijo en la Cruz. Las
primeras gotas
de sangre aparecen
en la frente de la Virgen María, en el mismo
lugar
donde
le colocaron la corona de espinas
a su hijo,
un dolor indescriptible inunda
su cuerpo.
Pero tú Madre
de todos, sigues orando en silencio en
tu corazón...
Madre... tu corazón
no aguanta más el deseo
de darle un poco de cariño a tu hijo. Entonces, entre la multitud gritando el nombre
que tantas veces llamabas Jesús, Jesús, Mi hijo...!"AQUI ESTOY, AQUI ESTOY",... En
ese momento tomaste fuerzas
del amor que le tienes
y con tu mirada silenciosa
pero mucho más elocuentes que las palabras, le dices: "Adelante hijo, hay un propósito para todo este dolor... la salvación de los hombres, de aquellos a quienes
quieres
devolverles
el
poder ser hijos
del Padre Celestial.
Sacrificando a tu único hijo, por los pecados
de la humanidad...
Las lágrimas que
derramaste al ver la crueldad de
la cruz, te hacen caer de rodillas
cuando sentiste los clavos
en los pies de Jesús. Tu corazón agonizante, destrozado, muere en el silencio. Y ahí en medio de tu silencio, tu hijo... ha muerto. Tu corazón
se parte en dos y recuerdas la profecía de Simeón... Besas los pies de tu hijo único. Todo parece acabado...pero aún
así lo guardaste silenciosamente en tu corazón.
¡DIOS TE SALVE MARIA...!
Esa fuerza que yo no tengo,
esa entrega que me hace falta,
esa fe
que necesito, Madre
ayúdame a conseguirla. La
fuerza que yo busco, no es aquella que te lleva a perder o a ganar.
Tampoco quiero una muralla para repeler las fuerzas que lleguen del exterior. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita
ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior y resistirlo. Fortaleza para resistir en silencio, con tú Virgen María, cosas como la injusticia, el infortunio, la tristeza, los equívocos y las incomprensiones
En el Sábado Santo. Transcurre la Vigilia Pascual.
Y llegamos al Domingo de Resurrección:
Es el día más importante y más alegre para todos nosotros ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Procesionan por nuestras calles
El Resucitado, desde la
Iglesia de San Isidro que irá al encuentro de su Madre,
nuestra Patrona la Virgen de Belén.
.-Madre Bendita e incomprendida. Nunca dejaste a tu hijo, vas con quienes
llevan a enterrarlo, pues
quieres
acompañarlo hasta su tumba. Tu quieres arreglar su cuerpo, vestirlo, ponerle un manto blanco, suave y peñumado. Y lo recuestas con tus besos benditos
y tiernos.
Es hora de dejarlo y de cerrar la puerta del
sepulcro. Caminas despacio como no queriendo separarte de tu hijo... pero luego te "levantas", las heridas se cerraron, por tu infinita fe,
una gran paz envuelve tu corazón
traspasado de dolor...En
medio del misterio de la soledad, recuerdas
en silencio la profecía
de tu propio hijo:
"AL TERCER DÍA RESUCITARÉ"
Ahora me vais a permitir para terminar que todos juntos
hagamos un pequeño viaje por los sentidos
y los sentimientos, para ello necesito por favor que suban de nuevo al escenario Ma José y Gonzalo
porque ellos me van a ayudar.
Quiero acabar este pregón de una forma especial, que todos lo recordemos
y lo alberguemos en una esquina
de nuestro corazón,
voy a intentar con un pequeño
gesto que nos adentremos más en la Semana
Santa, no sólo por las palabras
que ya he pronunciado, sino de otra forma que espero también os guste, lo voy a hacer o mejor dicho lo vamos a hacer
con los sentidos. Para ello he escogido dentro de la simbología de la Semana Santa las cosas que a mi parecer más la
representan,
como son:
Para el sentido
del
oído,
ya
estamos escuchando esta
bella
música.
Las procesiones de la Semana Santa van acompañadas de música, una música muy especial que al oírla nos hace un llamamiento silencioso convocándonos a salir a verlas. Ya en la antigua Grecia los funcionarios del Templo eran los encargados de la música del mismo, con la particularidad de que el arte de componer estaba conceptuado como poseedor de poderes mágicos y
curativos.
Para el de la vista, los colores:
el blanco, símbolo
de la pureza y de la inocencia,
de las flores que acompañan
a la Virgen, el rojo, que hace referencia a la pasión y a la sangre
derramada por Ntro Señor Jesucristo
y el morado, color de transformación al más alto nivel espiritual
y mental, capaz de combatir
los miedos y aportar paz, espiritualidad
y
compasión,
es
el
color
de
las
túnicas
de
los Cofrades y de Ntro Padre Jesús Nazareno.
Y ahora
el
sentido
del
olfato,
hay dos
olores
que
a
mi
entender son imprescindibles,
el olor a velas,
que ahora enciendo, y el olor a incienso,
que ahora
derramo.
Ya no falta nada, ya tenemos
el ambiente de la Semana
Santa en este teatro.
Y para finalizar este acto estas palabras que espero sean del agrado de todos, en ellas he querido expresar mis emociones, pero sé que siempre faltan
palabras a la lengua para los sentimientos del alma:
" Al final, lo que importa
No son los años de vida, Sino la vida de los años.
Los recuerdos que nos hacen sonreír,
Las palabras que nos llegan al alma.
Esa gente que no conoces,
Y las miras, te miran y sientes que es un amigo
Para toda la vida.
Esa gente que va entrando en tu corazón
Y se queda para siempre
contigo. Al final, se trata de vivir con pasión,
De compartir sueños, esperanzas y abrazos.
De sentir que hay sensaciones inolvidables en cada esquina,
Momentos especiales en los que uno piensa....
¡Por esto merece la pena...!
Por eso agradezco sentir esta emoción, Aportar mi sentimiento más profundo e intenso Y
dar infinitas gracias
por estar aquí.... Viviendo...
... Aprendiendo
Compartiendo...
Amando...y
Sintiendo
MUCHAS GRACIAS.
M INMACULADA SANTOS MARGALLO