
Una veintena de niños y niñas, de entre diez a doce años de edad, y ataviados con túnicas blancas, acercándose al color hueso, y fajin verde, se convirtieron en los verdaderos protagonistas de la celebración, fundamentando así, y desde su entrañable infancia e inocencia, el verdadero mensaje de esperanza y vida, que minutos antes de comenzar la procesión, predicaban los párrocos asistentes durante la bendición de los ramos, que lo fueron de olivo y palmas abundantes.
Tras un recorrido sencillo, directo, amenizado musicalmente con obras del genero, y de unos 50 minutos de duración, el pueblo, el comité y en su orden protocolario establecido, abarrotaba la Iglesia de la Asunción, para testimoniar la fe y esperanza en autentica hermandad bajo los ojos de Dios y de nuestra Señora de Belén, su Madre y nuestra, en una ceremonia eucarística concelebrada, presidida por D. Antonio López Gómez, párroco de San Isidro.
Supone esto el comienzo real de la celebración de la Pasión de Cristo, y desde aquí es nuestro deseo que os sea lo mas dichosa posible a todos.
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