Resulta evocadora para mi esta procesión, me traslada a los años en que el Estado dispuso de mi persona para adiestrarme en la defensa de mi Patria, lo que siempre agradeceré, por que definitivamente aquellos días marcaron mi personalidad, canalizando mi carácter y disciplina en la vida. Así es, preste juramento a mi bandera poniéndome al servicio de Dios y mi país, bajo la imagen del Cristo de la Buena Muerte, ese que todos los años sale en los los medios de comunicación, con motivo del traslado desde Ceuta hasta Málaga, para procesionar en la Semana Santa Malagueña, y que es escoltado por el Cuerpo Militar de la Legión, y al que todo Caballero Legionario rinde pleitesía y honores, pues juntos y en el cumplimiento del deber, a lo largo de la historia, abrazaban la muerte con la dignidad requerida en el ejercicio del sacrificio por los demás.
No cabe explicación, con estos antecedentes, esta procesión es de una significación especial para mi, pues soy Caballero Legionario, y este ideal cristiano no me abandonó en esos años, debido a la constante presencia del Cristo de la Buena Muerte.
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