domingo, 29 de marzo de 2009

HERMANDADES, COFRADIAS Y ASOCIACIONES RELIGIOSAS


A MIS HERMANOS DE LA ARCHICOFRADIA DE LA REAL E ILUSTRE ESCALVITUD DE NUESTRO PADRE JESUS NAZARENO DE MEDINACELI DE ALMANSA
PAZ Y BIEN

LAS SIETE FRASES DE JESUS EN LA CRUZ

Las últimas palabras de Jesús en la Cruz, son el testamento que nos deja al morir y emprender su regreso al Padre. Meditémoslas esta Semana Santa del 2009 con todo recogimiento.
1)"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc. 23, 34).
Al odio, a la venganza, a la sentencia "ojo por ojo y diente por diente", Jesús contrapone el amor y pide perdón a su Padre para quienes lo condenan y crucifican. Pone en práctica aquel precepto que había proclamado tantas veces: “Al que te pegue en una mejilla, ponle la otra” y “Amad a los que os odian y orad por ellos”. Cristo vino a servir y a perdonar. Al rezar el Padrenuestro, ¿nos mentimos a nosotros mismos? Pedimos perdón al Padre pero... ¿perdonamos nosotros a los que nos ofenden? Recordemos siempre la máxima de Jesús: "Con la vara que midas, serás medido”.
2) "En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23,43).
Los hombres están divididos en dos grupos: los que creen y confían en Jesús y los que lo niegan o no lo conocen, como los dos ladrones que fueron crucificados con Él: Dimas y Gestas. Jesús vino a buscar a los pecadores; por eso vino a buscarnos a cada uno de nosotros. Hoy sigue la lucha entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas, entre el hombre viejo apegado a sus vicios y el hombre nuevo, renovado por la Resurrección de Cristo, que se acerca al Señor y le pide ayuda y perdón. Acerquémonos al Señor, y digámosle como el buen ladrón: "Acuérdate de mí y sálvame".
3) Jesús dirigiéndose a su Madre le dice: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dice al discípulo. "Ahí tienes a tu Madre" (Jn 19, 26-27).
Los valientes se encuentran cerca de Jesús: la Santísima Virgen, San Juan, María de Cleofás y María Magdalena. Lejos están los enemigos, los cobardes, los curiosos e indiferentes. La Virgen María no rehuye el dolor; quiere estar al lado de Jesús en el momento supremo de su muerte, para recibir, a cambio del Hijo divino que pierde, a esos hijos representados en San Juan que tanto necesitan de Ella. En los momentos tristes, en la enfermedad y en la pobreza, en la hora de la muerte, ella ruega por nosotros. ¡Nunca nos alejemos de quien tanto nos ama! En toda ocasión digámosle: Vida, dulzura y esperanza nuestra. ¡Ampáranos!
4) "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mc. 15,34)
Casi todos han abandonado a Jesús, incluso los apóstoles. En la Cena pascual le acompañaban doce, al instituir el Sacramento de la Eucaristía: once; y durante su agonía en Getsemaní: tres. Ahora, al pie de la Cruz, tan sólo uno: Juan. Cristo clavado y agonizando en la Cruz no rechaza, no acusa, no condena, tan sólo, humanamente, pregunta. “¿Por qué me has abandonado?”.
5) "Tengo sed" (Jn 19,28).
Jesús había dicho: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba”. Hoy, el hombre tiene sed de “tener”, de disfrutar sin límites ni frenos y busca saciarla en las cosas materiales y placeres efímeros, pretendiendo ignorar que la verdadera felicidad sólo la hallará arnando y aceptando la voluntad de Dios. Miremos cómo sufre Jesús por cada uno de nosotros. Calmemos, apaguemos la sed de nuestro Salvador: vivamos su Palabra; llevemos almas a Él. Sólo así podremos esperar que, después de esta vida nos diga: "Venid, benditos. Tuve sed y me disteis de beber".
6) "Todo esta consumado" (Jn 19,30).
Jesús ha sido obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Todo lo ha consumado por amor a nosotros; con su obediencia borró nuestra desobediencia; con su humildad borró nuestra soberbia. Satanas ha sido derrotado. Cristo se ha convertido en camino de eterna salvación. Ojalá que a la hora de nuestra muerte podamos decir: “Todo está cumplido; he hecho lo que Dios esperaba de mí… Ahora sólo me espera recibir la corona que da a los fieles servidores”.
7) "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23,46).
Jesús ha cumplido cuanto el Padre le ha encomendado y, con fuerte grito, entrega su alma al Padre. Inclinando la cabeza, expira. Jesús ha sabido dar la vida por sus ovejas. “Ninguno de nosotros vive para sí mismo; pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos, pertenecemos al Señor” (Rom. 14, 7-9). Que al final de nuestra vida nos encontremos confortados con la presencia de Jesús y María; que sean Ellos quienes nos presenten al Padre celestial. María es presencia viva en nosotros; nos condolemos con Ella, pero al mismo tiempo encontramos luz y consuelo en Ella. Que nuestra oración de la Salve, suba siempre al cielo.

Luis Bonete Piqueras
Hermano Mayor de la Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli de Almansa
Semana Santa del 2009, año de Nuestro Señor








NECESIDAD DE DIOS.


He intentado vivir sin Dios y no puedo.

El esta en mi, igual que lo esta en vosotros, desde aquel día que siendo niños, nuestros padres le obedecieron; “dejad que se acerquen a mi”, y que resulto ser una etapa de nuestra vida en la que la falta de experiencia la suplíamos con el aprendizaje, y en la que sin darnos cuenta, Dios siempre estaba con nosotros, por que cuando pensábamos en hacer algo, El siempre aparecía.
Pero llego una hora en la que, habiendo aprendido a vivir, y nutriéndonos entonces de la experiencia para seguir aprendiendo, notábamos la presencia de Dios mas lejana, y conforme percibíamos la realidad y sus acontecimientos, incluso queríamos entender el abandono de Dios. Cuando escuchamos en los medios, la cantidad de niños que mueren de hambre, los muertos en atentados terroristas, las guerras fraticidas, las personas maltratadas y denigradas, los niveles de indigencia y pobreza que se dan en este llamado primer mundo, las apologías del mal y la inmoralidad gratuita de los medios de comunicación, de verdad pensamos, que Dios nos ha abandonado. Pero se acentúa mas, cuando en momentos críticos, en donde empieza a fallar nuestro sistema de vida consumista, por que hay crisis, se pierde el trabajo, se dan los divorcios, se separan las familias, se repudian los amigos, entonces no es que Dios nos abandone, es que no existe. Y eso es MENTIRA.

Jesucristo encarno la Gracia de Dios, Jesucristo nos enseño como Dios no nos abandona, Jesucristo en su manera de pasar por este mundo, es Dios vivo en la tierra, por que Jesucristo, y esto es lo que celebramos en la Semana Santa, amo a sus enemigos, enseñó a amar a sus amigos, atendió a los débiles de espíritu, cuido a los pobres y enfermos, proclamo los estados del bien en las bienaventuranzas, y no solo no obro violentamente, sino que dio su vida y abrazo su sacrificio, como muestra de toda su doctrina. Y en esta ocasión, Dios no lo abandono, incluso con su duda manifiesta, Dios no lo abandono, pues le dio vida eterna. Vida que recordamos año tras año, en cada Semana Santa. Y yo lo hago, como costalero abrazo ese sacrifico, portando en hombros la imagen de Dios hecho hombre entregándose a la muerte por mi, y ese acto me da fuerzas, me hace sentir, que debo luchar por los débiles, debo atender a los enfermos, dar de comer a los hambrientos, perdonar a los pecadores, amar a los demás como a mi mismo y en definitiva, abrazar la cruz que supone vivir en este mundo con la esperanza y la alegría de saber, que cuanto mayor sea ese abrazo penitente, menor es el abandono de Dios.

Y así es de cierto, creemos que Dios nos abandona en la medida que nosotros despreciamos la vida, regalo supremo que nos otorga, y rehusamos atender a los demás, con desprecio, ignorancia o pasotismo. Dios esta en cada uno de nosotros, por que siempre vivimos pensando en si lo que hacemos y que influye en los demás, esta de acuerdo con aquello que aprendimos de niños. Pero incluso esta presente, cuando decidimos renegar de su existencia, pues se hace necesaria su existencia para poder negarla. Incluso el que decide no creer en El y así lo elige, necesita de El para no creer, y por eso manifiesto mi necesidad de Dios y el abrazo a Jesucristo y sus enseñanzas.


Desde estas líneas, os deseo una feliz Semana Santa 2009, vivida junto a Jesús y con amor a los demás, por que las obras realizadas en ellos son hechas en Dios



COSTALERO DE LA HERMANDAD DEL CALVARIO.













MIEDOS Y TRISTEZAS


Todas las horas e instantes que vivió Jesús en el camino al Calvario y que dieron comienzo en la oración y agonía del huerto de Getsemaní, fueron cruciales para El y trascendentes para los hombres de todos los tiempos ya que, como en un espejo, nos vemos o veremos reflejados a lo largo de nuestras vidas.
Eran y son los personajes que rodean a Jesús en su Vía Crucis en el cual nadie está con El aún rodeándose de una multitud: soldados y villanos; políticos y sacerdotes; apóstoles y seguidores; hombres y mujeres de cualquier condición y rango los que participan de sentimientos contradictorios y confusos con los cuales hemos llegado hasta nuestros días, haciéndose cada vez más patentes faltas capitales como son el miedo y la tristeza.
A esto y en el trono de la cruz, Jesús tenía sed, sed de agua y de amor que solo una mujer, María, su Madre, y un hombre, Juan, el discípulo más joven, al pie de ella se encontraban con dolor infinito, mas serenos y confiados, haciendo con el Hijo y el Maestro el trueque mas perfecto que haya habido jamás: Amor con Amor se paga.
¿Más me pregunto que de dónde nos habrá de llegar a nosotros, los hombres de hoy, la confianza y la alegría en estos momentos de horas inciertas en que nos encontramos?
Tan solo después de tres días de oscuridad en sepultura nos llega la Resurrección de Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, el que traspasando el umbral de la muerte se libera de ella y nos arrastra a una nueva existencia generando en nosotros….
… CONFIANZA Y ALEGRÍA.


ANTONIO DIAZ LOPEZ DE LA OSA
SOCIEDAD DE LA VIRGEN DE BELEN









TINIEBLAS,


MUERTE,


DOLOR,



SOLEDAD.









Luz, alegría, vida, comunidad.
Semana trágica de ayer, semana santa de hoy.
Fue necesario, era necesario que hubiera un ayer para tener un hoy.
Fue necesario, era necesario un Cristo muerto, para tener un Cristo Resucitado y Cristo resucitó, porque si Cristo no resucitó vana es nuestra fe y nuestra fe no es vana; nuestra fe es firme, nuestra fe es piedra como piedra es Pedro, como piedra angular es Cristo.
Esta es la gran verdad, la única verdad del cristianismo.
Cristo murió y Cristo resucitó.
Obviamente no es lo único que ha sucedido desde entonces, pero si la clave de la historia cristiana. La historia de ayer y la historia de hoy.
La luz triunfó sobre las tinieblas. La vida sobre la muerte.
El ser humano tiene vivencias de un pasado que rememora en un presente.
Y eso es la semana santa. Vivencias de un pasado que rememoramos hoy. Y que pasado aquel del calvario en donde se encuentra un madero y clavado a ese madero un Cristo.
Cuan largo fue el camino para llegar a la cumbre, a la cima del monte.
Cuan larga fue aquella semana santa para llegar al domingo de resurrección.
Nosotros lo que hacemos es rememorar aquella semana santa, no vivida, pero si sentida a través de la historia. Es un sentimiento que los cristianos, los católicos, nos trasladamos unos a otros como se traspasa la vida de padres a hijos. Algo innato, algo esencial en el cristiano, que es motivo de vida.
La semana santa no es fanatismo; es vivencia, vivencias fuertes, transcendentales.


HORACIO VALIENTE MILAN
Presidente de la Sociedad de Pastores.

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