lunes, 30 de marzo de 2009

OBISPADO, PRESIDENCIA, CONSILIARIO Y PREGONERO


OBISPO DE ALBACETE










Almansa vive, a lo largo del año, dos momentos en que aflora con singular fuerza la vena religiosa que corre por sus entrañas: su Semana Santa y las fiestas de Nuestra Señora de Belén. Ahora se dispone a celebrar , con renovada emoción y estremecimiento, la Semana Santa, de la que este Programa es un eco elocuente . Cuando un pueblo se conmueve la fe religiosa se aviva y deja ver lo mejor de sí mismo.

Las Cofradías, que escenifican con sus impresionantes pasos procesionales los misterios que celebra la Liturgia, ofrecen una auténtica catequesis plástica. La fe sencilla y popular de de nuestro pueblo –“la fe de mis mayores”, como dice el cantar- se reactiva en estos días en que celebramos y representamos la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, el acontecimiento central de nuestra Salvación.

Las Cofradías, cuando lo son de verdad, son más que una pura expresión cultural de folclore religioso. Son expresión de la fe de la Iglesia. Quienes apacentamos el pueblo de Dios tenemos la obligación de acompañarlas y ayudarlas en su noble misión, y ellas, por su parte, de dejarse ayudar. Todos remamos en la misma barca que e4snuestra Iglesia diocesana. La implicación de los cofrades en la vida parroquial y diocesana y su activa participación en los actos litúrgicos son el signo más claro de su verdadera religiosidad y la forma más eficaz de alimentarla.

Me alegra saber que, a pesar de la dureza de los tiempos que corren , son cada vez más las personas, hombres y mujeres, incluidos los jóvenes, que se siente atraídas a formar parte de las Cofradías. Dado que la formación cristiana es un bien escaso, especialmente entre las nuevas generaciones, es necesario cuidar dicho ámbito. Una sólida formación es la mejor manera de preservar y fortalecer el genuino sentido religioso y eclesial de la Semana Santa, que es la finalidad que dio origen a las Cofradías. Ello responde también al Programa Pastoral Diocesano, empeñado en vigorizar la fe de niños, jóvenes y adultos. Ya decía el recordado Juan Pablo II en Granada, con motivo de su primera visita a España, “que sólo una fuerte formación podrá hacer frente a las embestidas del tiempo moderno”.

Agradezco a la Junta de Cofradías, que las coordina , y a cada una de las Cofradías sus desvelos para mantener el esplendor de las procesiones de la Semana Santa de Almansa, así como su noble empeño en preservar el sentido religioso de los actos que promueven. Cuando el sentido religioso languidece, todo lo referente a la Semana Santa se desvirtúa, pierde su alma y su sentido.

Vuestro Obispo os desea a todos los vecinos de Almansa, y a quienes os visiten en esos días, una fructuosa Semana Santa.

Con mi afecto y bendición

+Ciriaco Benavente Mateos
Obispo de Albacete

















MI JERUSALEM


Ha transcurrido ya un año, y nuevamente llega la primavera, y con ella la Semana Santa de Almansa.
Nuevamente llega a vuestras manos esta revista que la Agrupación Interparroquial de la Semana Santa Almanseña pone a vuestra disposición, con el agradecimiento a sus colaboradores y al Excmo. Ayuntamiento de Almansa por seguir ayudándonos año tras año.
Se me demanda unas palabras para la publicación. Es tan difícil escribir esas palabras, cuando la prosa y la poesía van a ser reflejadas, con mayor autoridad, por todos nuestros colaboradores que me hacen dudar sobre que tema he de enfocar, de que forma enfocarlo y tantas y tantas otras cuestiones.
Por lo manifestado, he pensado que debo ceñirme concretamente al servicio a cual fui designado por mis colaboradores en la Agrupación Interparroquial de Semana Santa.
Como presidente he visto y he constatado que mi ciudad, mi querida ciudad de Almansa, es una nueva Jerusalén, mi Jerusalén. ¿Cómo puedo decir esto?. Sencillamente por la reflexión que me hice tras una entrañable conversación con unos grandes amigos que tuvieron la oportunidad de viajar el año pasado a Tierra Santa. Vinieron gozosos de lo que vieron y sintieron; a pesar del trato turístico que recibieron, con todos los matices que ello conlleva.
Tras esa conversación hice una meditación sobre el sentido espiritual del viaje. Para mí, mi ciudad de Almansa, durante todo el año, es una Jerusalén en la que encontramos cara a cara personajes que en estos días evocaremos; con otros nombres y distintas apariencias, pero, a pesar de haber transcurrido dos mil años, se mantiene en la vida. Nos encontramos a la vuelta de la esquina a ciegos que viendo no ven, hambrientos que teniendo de todo están insatisfechos, mudos por que no se les escuchan; Pilatos y Caifas, que siendo servidores no sirven; Pedros que niegan, Judas que venden, amigos que huyen ante la caída del amigo, etc; y Cristos vivientes, que no tienen visibles los estigmas en su cuerpo. Pero también, y no lo olvidemos, tenemos samaritanos generosos y testigos del Amor.
Pues bien, mi Almansa es una “recreación” nueva de esa Jerusalén y, especialmente, en esta Semana Santa va a ser mas Jerusalén que durante el año, pues dejando la visión sociológica, nos encontraremos en nuestras calles esas grandes y bellas imágenes y a ese pueblo que al mirarlas brotaran desde dentro, de lo más hondo de su corazón, una plegaria, que no llegara a los labios pero si llegara al cielo. Plegarias de madres y padres ,que por las necesidades de sus hijos, han de llegar a Maria Santísima. Plegarias de hombres y mujeres a ese Cristo atado, crucificado o llevando la cruz para que sea Él mismo cirineo de este mundo y nos ayude a llevar nuestras cruces, desate nuestras manos o nos dignifique.
Hoy, solo me queda por pediros que salgáis a nuestras calles en estos días de la Semana Santa de Almansa, y que qozéis de sus manifestaciones religiosas y populares, siendo participes, activos o pasivos, creyentes o indiferentes, pero en el valor de la tolerancia y la compresión.
Os animo a que veáis y transforméis visualmente, por unos días, a Almansa como una Jerusalén, en la cual va a conmemorase el más grande de los misterios que la humanidad ha podido percibir; un misterio de entrega, un misterio de generosidad. El misterio del AMOR DE DIOS a nosotros, sus hijos.


Jose Luis Martinez del Fresno
Presidente de la Asociacion Interparroquial









SEMANA…SANTA







Un año más, por estas fechas, todos los cristianos actualizamos una semana que cambió el curso de la historia para toda la humanidad y que sigue transformando a muchas gentes de toda condición.
Hace ya unos siglos, un hombre singular, se preparaba para lo que nadie nunca estamos preparados y generalmente dispuestos. Se preparaba para dar su vida, para que todos tuviéramos vida en abundancia.
Muchas personas de su entorno lo consideraban un loco, otros un alborotador, otros un soñador y para otros muchos un quebradero de cabeza, porque consiguió replantear el modo de vida de su pueblo y puso en tela de juicio, la imagen que estaban transmitiendo de Padre y la forma de cómo teníamos que llegar a Él.
Como bien sabéis me estoy refiriendo a Jesús de Nazaret. Y precisamente refiriéndome a Él, quiero ver la semana Santa de este año 2009 con sus ojos.
En el tiempo en que vivimos, me pregunto si todas las semanas que estamos viviendo son una semana santa continua. También me pregunto si Jesús viniera de nuevo, no sé si lo volveríamos a crucificar otra vez.









¿Por qué me hago estas preguntas? Muy sencillo. Hoy en día tengo la sensación, que seguimos cayendo en las mismas cosas que Él condenó. En cuanto a la relación entre nosotros, seguimos con desigualdades, se habla de vez en cuando de solidaridad, pero seguimos pensando que primero somos nosotros y después los demás. Seguimos pensando que a la gente se le reconoce por lo que tiene y no por lo que es. Seguimos siendo esclavos del ser, tener y poder. Y si nos adentramos en la relación con Dios, no buscamos a un Dios que es cercano, que quiere, que sufre, que se alegra, que cuida y protege. Buscamos a un Dios hecho a nuestra imagen y semejanza, que no nos haga preguntas y que bendiga todo lo que hacemos.
Necesitamos una nueva semana santa, que nos libere de todos nuestros lastres que llevamos dentro de nuestras personas, que dignifique y engrandezca a las personas. Necesitamos una nueva semana santa que nos acerque a Dios, para que seamos pequeños reflejos del gran Dios, que es Padre y Madre para todos, en medio de nuestra sociedad.
No hagamos más pasiones y muertes, en nuestra sociedad. No encerremos a Dios en normas o pequeñas imágenes que hacemos de Él para calmar nuestras conciencias y justificar nuestros actos.
Que esta Semana Santa, sea la semana de la pascua, la resurrección, la vida, la libertad, la esperanza de que podemos cambiar y arreglar lo que hemos estropeado. Que sea una semana, para reconocer la presencia del Dios de la vida que llevamos cada uno de nosotros dentro, que nos llama a dar vida y a transformar las tinieblas en luz.
Buena Semana Santa llena de encuentros y experiencias, que nos ayuden a transformarnos y ser transformadores del mundo.

D. Antonio José López Gómez.
Párroco de San Isidro,
en representación de los sacerdotes
de las parroquias de Almansa












PREGONERO


Miradlo, roto y dolorido, "varón de dolores", humilde, paciente y generoso va recorriendo nuestras calles recogiendo sufrimientos, repartiendo amor. El "hermano los hombres", el que pasó haciendo el bien, el que ha consolado a viudas, ha sanado a enfermos, quien ha resucitado a jóvenes y limpiado leprosos, lo vemos ahora pasar por nuestras calles y repitiendo año tras año, día tras día, las mismas frases: "cargad en mi cruz vuestro dolor"; "aprended de mí, que soy manso y humilde"; "confiad en Dios, nuestro Padre"; "no temáis".Y junto a él, María, que en Belén orgullosa lo presentaba a pastores y reyes, y que ahora con el corazón traspasado de dolor, junto a la Cruz nos recibe como hijos y nos recuerda que solamente tenemos que decir con confianza, "si quieres, puedes limpiarme" para que sientas como el dolor del Hijo te limpia, te bendice, te abraza.El cortejo procesional de Semana Santa es esa catequesis viva, que nos recuerda a su paso que Dios es Amor, un amor que no ha dudado en entregar hasta la última gota de su sangre para que sepamos que somos sus amigos, más todavía para que sepamos y sintamos que somos sus hijos.Preciosa tradición española, que revive la Pasión por sus calles, que procesiona reviviendo el momento culminante de la historia humana, en la que Dios hecho hombre muere por Amor y con sus brazos extendidos abraza al hombre.


Fr. Juan Fernando Cuenca Molina Franciscano

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